La Guerra Fría como pretexto imperial
Noam Chomsky afirmó que la intervención de EE.UU. en Colombia prueba que la Guerra Fría fue una excusa. Y que se equivocaron aquéllos que pronosticaban un nuevo orden internacional encabezado por la ONU.
ANA BARON. Corresponsal en Washington, Clarin
La Cumbre del Milenio que tuvo lugar en Nueva York la
semana pasada no logró disipar ninguna de las dudas que existen sobre la
eficacia de las Naciones Unidas para resolver conflictos a nivel internacional.
Todo lo contrario. Pese a que el evento contó con la presencia de más de un
centenar de presidentes, reyes y jefes de Estado, nada se resolvió realmente en
concreto y hasta hubo participantes y observadores que hablaron de fracaso.
Durante la entrevista exclusiva que acordó a Clarín, el intelectual
estadounidense Noam Chomsky dijo, sin embargo, que lo que había ocurrido con la
Cumbre no le sorprendía. En su opinión, la intervención de Estados Unidos en
Colombia es una prueba más de que poco y nada ha cambiado desde que terminó la
Guerra Fría. Y que los que pronosticaron el nacimiento de un nuevo orden
internacional con las Naciones Unidas y los organismos internacionales a la
cabeza se equivocaron rotundamente. Fundador de la lingüística moderna, autor
de numerosos libros y profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT),
Noam Chomsky tiene un sólido prestigio académico. Chomsky, sin embargo, es más
conocido por sus posiciones políticas de izquierda y sus críticas a la política
de los Estados Unidos. Sus ideas al respecto han sido siempre muy polémicas.
Pero tanto sus seguidores como sus enemigos reconocen la solidez de sus
argumentos. Su último libro Estados delincuentes. El imperio de la fuerza en
los asuntos internacionales está por salir a la venta en estos días.
-Terminada la Guerra Fría y el mundo bipolar, ¿cómo define el nuevo orden
internacional?
-Como algo bastante parecido a lo que era antes. Mire si no lo que está pasando
en Colombia.
-¿Es más de lo mismo?
-Mucho me temo. Tomemos, por ejemplo, el concepto de soberanía y de derecho
internacional, que están tan de moda. Cuando Estados Unidos y los aliados
europeos bombardearon Kosovo, muchos pensaron que estabamos entrando en un nueva
era "humanitaria" en que la fuerza a nivel internacional sólo sería
utilizada en determinados casos.
-¿En nombre de los derechos humanos?
-Sí, exactamente. La idea era que la soberanía y el derecho internacional eran
conceptos totalmente superados por la globalización y que si un Estado de los
llamados rogue states (Estados delincuentes) se ponía a matar a su gente, sería
necesario intervenir por razones humanitarias. Los "Estados
iluminados" decidirían cuándo y cómo. Pero después vino Timor Oriental,
donde estaba ocurriendo una verdadera carnicería, la peor desde que tuvo lugar
el Holocausto. En ese caso, los "Estados iluminados" decidieron que la
soberanía de Indonesia debía ser respetada aunque Timor Oriental nunca formó
parte formalmente de Indonesia. Pero eso no importó. Hubo que esperar a que
Indonesia pidiera ayuda para enviar fuerzas de la ONU. La diferencia entre
Indonesia y Yugoslavia es simple. Si bien en los dos casos se estaban cometiendo
atrocidades, Indonesia es un "Estado cliente" de Occidente mientras
que Yugoslavia es un "Estado delincuente".
-¿Cuáles son los "Estados iluminados" y cuáles son los
"Estados delincuentes"?
-Los Estados iluminados son los que se definen a sí mismos de ese modo. Estados
Unidos es un Estado iluminado. Y su perro de presa, Gran Bretaña, lo es cuando
sigue sus órdenes. Todo el que acepta participar en la cruzada es un Estado
iluminado y todo el resto son Estados delincuentes. La distensión es así de
simple. Lo más contradictorio es que Estados Unidos es el país que menos
acuerdos sobre derechos humanos ha ratificado y firmado a nivel mundial.
-¿Cómo define a Colombia?
-Colombia es la mejor prueba de que la Guerra Fría siempre fue un pretexto.
Ahora el pretexto es la droga. Estados Unidos ha estado implicado en la lucha
antiterrorista en Colombia desde hace años. Y su involucramiento aumentó a
medida que aumentó el poder de las FARC. Lo que ha ido cambiando es la excusa:
la verdadera razón es que Colombia es un país relativamente rico, que tiene
petróleo y que limita con Venezuela, que actualmente es el mayor proveedor de
petróleo de Estados Unidos.
-¿Teme usted que Colombia se transforme en un nuevo Vietnam?
-No. Vietnam fue una guerra imperial muy inusual. En general, los imperios
utilizan las fuerzas locales para lograr sus fines. Un imperio utiliza sus
soldados para la conquista inicial pero no para mantener su poder. Por ejemplo,
Inglaterra en la India utilizó las fuerzas locales. Los ingleses estaban ahí
pero el que hacía el trabajo sucio era el ejército indio. Colombia se parece más
a El Salvador. El ejército colombiano, como todo ejército, tiene sus propios
paramilitares, que son los que se encargan de cometer las atrocidades. El
Departamento de Estado reconoce que las peores violaciones a los derechos
humanos en Colombia son cometidas por los paramilitares. Pero eso no impidió
que el ejército colombiano recibiera un cheque por 800 millones de dólares.
Los derechos humanos en este caso tampoco parecen ser una prioridad.
-¿Piensa usted que el conflicto se limitará sólo a Colombia? ¿Es fundado
el temor que tienen Brasil y los demás países latinoamericanos?
-Creo que es fundado. La violencia aumentará, ya ha comenzado a aumentar. También
son preocupantes las armas biológicas que piensan utilizar para terminar con
los cultivos de coca. Son armas que han ensayado en los laboratorios, pero nadie
sabe qué puede pasar si las utilizan en el Amazonas. Sabemos que afectará a
los cultivos de coca, pero nadie sabe qué pasará con el resto de la vegetación,
los animales y los seres humanos.
-¿Cómo evolucionará el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez?
-Si Chávez toma el control de los recursos de Venezuela para introducir
reformas sociales en su país habrá problemas. Cada vez que un presidente
latinoamericano intentó algo así terminó mal. Recuerde a Jacobo Arbenz, en
Guatemala. Estados Unidos organizó una invasión militar que derrumbó el
gobierno y dio inicio a cuatro décadas de terror.
-¿Por qué dice que nada cambió desde la Guerra Fría?
-Porque los intereses siguen siendo los mismos. El Muro de Berlín cayó en
noviembre 1989. ¿Qué pasó? Un mes después, Estados Unidos invadió Panamá,
secuestró al presidente -que a esa altura a nadie le gustaba pese a que había
trabajado para la CIA- y colocó un gobierno títere. Y luego vino Haití, donde
Jean-Bertrand Aristide ganó la primera elección democrática. Pero
inmediatamente comenzaron a socavar su poder porque decían que era
izquierdista. Pararon la asistencia y, por primera vez, comenzaron a recibir
refugiados haitianos. Aristide fue derrocado por los militares y luego -cuando
decidieron que la gente había sido torturada demasiado, mandaron a los marines-
volvió pero a condición de que aceptara un programa económico neoliberal.
Muchos pensaron que después de la Guerra Fría, los Estados Unidos podrían
finalmente ocuparse de los derechos humanos y de la democracia, pero lo primero
que hicimos fue disminuir la ayuda que brindamos a los países latinoamericanos.
Entonces el mensaje fue que ahora el mundo en desarrollo ya no importa.
-El presidente Bush recurrió en su momento a las Naciones Unidas para que le
dieran luz verde a la guerra del Golfo, ¿no fue eso un cambio?
-Desde que fueron creadas, después de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones
Unidas fueron una agencia más de los Estados Unidos. Cuando comenzó la
descolonización, empezaron a ser más representativas y entonces Estados Unidos
comenzó a oponerse prácticamente a todo lo que se proponía en su seno.
Estados Unidos tiene el récord de vetos en el Consejo de Seguridad y cuando la
UNESCO adoptó posiciones demasiado tercermundistas, se retiró de esa
organización. Estados Unidos está prácticamente destruyendo a las Naciones
Unidas cuando se opone a pagar lo que debe. Lo que ocurre es que no quiere ceder
su soberanía a una organización que no controla de modo absoluto.
-¿Y la Organización Mundial del Comercio?
-Estados Unidos presionó mucho para que la OMC fuese creada. Pero ahora, cuando
hay algo que no nos conviene, ya no respetamos sus reglas. Recientemente, la Unión
Europea acusó a Estados Unidos de violar las reglas de la OMC con el embargo
contra Cuba. Pero la Casa Blanca dijo que ésa era una excepción por razones de
seguridad nacional. Como si la sobrevivencia nacional de Estados Unidos
dependiera de que los niños cubanos se mueran de hambre o de que en los
hospitales de La Habana no haya medicinas para curar a los enfermos. La idea de
que esto es un problema de seguridad nacional es estúpida, pero lo que revela
es la importancia que le dábamos a nuestra propia soberanía, a nuestro derecho
de hacer lo que se nos canta justo en el momento en que decimos que el concepto
de soberanía ya no tiene importancia porque los Estados iluminados liderarán
el mundo en la lucha por los derechos humanos. ¡¡¡¡Por favor!!!!
-¿Qué posibilidades hay de que se levante el embargo durante el próximo
gobierno?
-Gane quien gane, no creo que la política hacia América latina cambie mucho.
Durante años los ataques contra Cuba fueron justificados con el pretexto de la
Guerra Fría. Cuba era el tentáculo del imperio del mal, que amenazaba con
estrangularnos. Eso fue siempre una estupidez. La decisión de derrocar al
gobierno cubano fue tomada secretamente en marzo de 1960, y entonces todavía no
se había consolidado una relación muy significativa entre Moscú y La Habana.
Cuando la Guerra Fría terminó, los ataques en contra de Cuba se endurecieron.
Recientemente desclasificaron papeles que revelan por qué el presidente John
Kennedy quería derrocar a Fidel Castro. Según el historiador Arthur
Schlesinger, existía "el temor de que las ideas de Castro se expandieran
por América latina, donde la riqueza estaba muy concentrada y los pobres podrían
verse estimulados por el ejemplo de la revolución cubana". Temían que los
pobres comenzasen a pedir oportunidades para vivir decentemente. Bueno, ésa era
la amenaza.
-¿América latina está destinada a integrarse en una zona de libre comercio
con los Estados Unidos?
-Muchos de los problemas de América latina han sido internos. El gran problema
es que, tras la conquista española, los países latinoamericanos siempre han
mantenido relaciones más intensas con el mundo occidental que entre sí. Ahora
eso está cambiando. Pero que la influencia que ejercen los Estados Unidos y
también Europa sobre esta región sea tan fuerte se explica, justamente, porque
la relación entre ellos mismos fue muy débil.